Akhnaten

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Akhnaten – Philip Glass

Ópera en tres actos. 

Libreto de Philip Glass en colaboración con Shalomon Goldman, Robert Israel y Richard Riddell.
Duración aproximada: 3 horas

 

Glass construyó una ópera interesándose por las fuerzas invisibles que afectan los aspectos internos, interpersonales y universales de la existencia.

Philip Glass, compositor estadounidense muy influyente con un catálogo que incluye bandas sonoras de películas, música de cámara, música para danza, sinfonías, piezas teatrales y diversas formas de ópera, decidió consagrar una trilogía de óperas a grandes figuras revolucionarias de la historia. Tras Einstein on the Beach (1976), que abordaba las nociones de tiempo y espacio, y Satyagraha (1980), donde exploraba a partir de Gandhi la revelación espiritual y política de la no violencia, llegó Akhnaten (1984), la culminación de este imponente proyecto de retratos.

 

Akhnaten cuenta la historia de una de las figuras más influyentes del mundo: el primer faraón que pasó de adorar un panteón de dioses a solo uno, haciendo de Râ, el Sol, la única divinidad de su reino. El multipremiado contratenor Anthony Roth Costanzo encarnará el complejo papel principal, junto a Rihab Chaieb como Nefertiti.
 

Utilizando textos de la época (himnos antiguos, oraciones e inscripciones cantadas en su egipcio original, hebreo y acadio), entre los cuales se incluye un poema del propio Akhenatón, la obra recorre su brillante reinado desde su ascenso al trono tras la muerte de su padre Amenhotep III hasta su caída. Akhnaten contiene algunos momentos emblemáticos de la música minimalista, como la fabulosa escena de la Coronación.

 

Glass creó una ópera interesándose por las fuerzas invisibles que afectan los aspectos internos (psicológicos), interpersonales (políticos) y universales (místicos) de la existencia, temas que son representados de forma única a través de las fascinantes líneas musicales del compositor. Así, encontramos un tratamiento cautivador de los sentimientos más profundos de los protagonistas principales (emoción, satisfacción, desesperación) a través de formas musicales como himnos gloriosos, repeticiones obsesivas y lamentos dolorosos: sonidos que surgen desde lo más profundo del alma de los personajes.

 

Ambientada durante los 17 años de reinado de Akhenatón, hacia el año 1350 a.C., Akhnaten transporta al público a ese mundo del antiguo Egipto lleno de ritos y códigos fascinantes. La música del gran Philip Glass combina su característico ingenio minimalista con una bellísima producción de Phelim McDermott (Metropolitan Opera House y English National Opera), con movimientos estilizados, la compañía Gandini Juggling realizando malabares coreografiados y un diseño de vestuario suntuoso firmado por Kevin Pollard.

 

Estamos ante uno de los estrenos más destacados en el territorio nacional de las últimas décadas. Una partitura hipnótica y una puesta en escena sensual llena de magia visual.

Programa y reparto

Akhnaten – Anthony Roth Costanzo
Nefertiti – Rihab Chaieb
Reina Tye – Katerina Estrada Tretyakova
General Horemhab – Joan Martín-Royo
Aye – Toni Marsol
Sumo sacerdote de Amón – José Manuel Montero
Amenhotep / escriba – Zachary James
Beketaten – Alba Valdivieso
Meretaten – Carmen Buendía
Maketaten – Mar Esteve
Akhesenpaaten – Gemma Coma-Alabert
Neferneferuaten – Marina Pinchuk
Sotopenre – Anna Tobella

 

Dirección escénica – Phelim McDermott
Escenografía – Tom Pye
Diseño de vestuario – Kevin Pollard
Diseño de iluminación – Bruno Poet
Coreografía – Sean Gandini
Producción – English National Opera y LA Opera

 

Coro del Gran Teatre del Liceu
Director del coro: Pablo Assante

 

Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu
Directora de orquesta: Karen Kamensek

Gran Teatre del Liceu

El Gran Teatre del Liceu, creado en 1847 en la Rambla de Barcelona, es un teatro de ópera que a lo largo de los años ha mantenido su función de centro cultural y artístico. Es uno de los símbolos de la ciudad.

Actualmente es un teatro de titularidad pública (Generalitat de Catalunya, Ayuntamiento de Barcelona, Diputación de Barcelona y Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) administrado por la Fundación del Gran Teatre del Liceu, que incorpora, además de las citadas instituciones, el Consejo de Mecenazgo y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu.

Los orígenes. Del 1837 al 1847

El Liceu tiene su origen en la Sociedad Dramática de Aficionados, creada en 1837 en el antiguo Convento de Montsió por unos miembros de la Milicia Nacional, organización de ciudadanos armados de la época de signo liberal, bajo la iniciativa de Manuel Gibert.
La necesidad de crear un conservatorio de música en una Barcelona en plena expansión económica y demográfica pronto propició (1838) su conversión en el Liceo Filarmónico Dramático Barcelonés de S. M. la Reina Isabel II, que añadía al cultivo del teatro el del canto y la música a la italiana.
 

El edificio de la Rambla

El éxito del Liceo Filarmónico, junto con la voluntad de un grupo de destacados miembros de la burguesía barcelonesa dirigido por Joaquim de Gispert i d’Anglí, llevaron a la construcción de un nuevo y ambicioso teatro, digno de la importancia de la ciudad, que ha perdurado a lo largo de más de un siglo y medio, en el solar del antiguo Convento de los trinitarios de la Rambla.
El primer edificio, inaugurado solemnemente el 4 de abril de 1847, fue construido según los planos del arquitecto Miquel Garriga i Roca, pronto ayudado por Josep Oriol Mestres. El proyecto se financió mediante acciones mercantiles —que comportaban la propiedad privada de buena parte de los palcos y las butacas del futuro teatro— que dieron lugar a la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, llamada «Sociedad de Propietarios», la cual, desde 1855, se convirtió en responsable única del Gran Teatre del Liceu al separarse jurídicamente del Conservatorio del Liceu.
La explotación del Teatro fue confiada desde un principio a empresas concesionarias de los espectáculos, que tenían la obligación de ofrecer un número determinado de representaciones, recibiendo, a cambio, los ingresos por la venta de las localidades no adscritas a la Sociedad.
Esta situación perduró hasta 1980.
 

La creación del Consorcio

El régimen económico que regía el Liceu se mostró inviable a partir del último cuarto del siglo XX. En 1980, el primer gobierno de la Generalitat de Catalunya, ante el peligro de desaparición de una institución del prestigio cultural internacional del Liceu, crea, junto con el Ayuntamiento de Barcelona y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, a las que se sumarían posteriormente la Diputación de Barcelona y el Ministerio de Cultura (1985 y 1986), el Consorcio del Gran Teatre del Liceu, que se hizo cargo de su gestión y explotación.
 

El incendio de 1994 y la construcción del edificio actual

El incendio del 31 de enero de 1994, que destruyó la sala y el escenario, causó un impacto emocional extraordinario en la sociedad catalana y replanteó de modo radical la propia existencia del Teatro. A fin de poder reconstruir, mejorar y ampliar este emblemático edificio, se hizo necesario un nuevo enfoque jurídico con miras a su titularidad pública: se creó la Fundación del Gran Teatre del Liceu (1994), y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu hizo la cesión de la propiedad al Consorci del Gran Teatre del Liceu, integrado exclusivamente por las administraciones públicas  (cesión ratificada en 1997).
A partir del preexistente proyecto de Reforma y Ampliación de Ignasi de Solà-Morales (de 1986, al que se sumaron en 1988 Xavier Fabré y Lluís Dilmé), se realizó la reconstrucción, y el nuevo Liceu —con una apariencia fiel al anterior pero dotado de una infraestructura técnica muy avanzada y ampliado con los solares vecinos de la Rambla, calle Sant Pau y calle Unió — abrió sus puertas el 7 de octubre de 1999.

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