Balkan Erotic Epic
Enero 2026 | ||||||
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Balkan Erotic Epic | Ballet
Música de los Balcanes
Duración aproximada: 2 horas
Erotismo, tradición balcánica y performance en una obra que desafía los límites del cuerpo y la percepción
Después de haberse presentado en 2023 en el Liceu con 7 Deaths of Maria Callas, la artista serbia y madre de la performance Marina Abramović presenta Balkan Erotic Epic, una de las obras más audaces y provocadoras de esta extraordinaria artista. Este espectáculo inclassificable que transita entre la danza y la performance combina elementos de la tradición del arte performativo con la sensualidad y el erotismo, reflejando la constante exploración de Abramović sobre el cuerpo, la sexualidad y los límites de la experiencia humana. La obra se inscribe en el contexto cultural de los Balcanes, un lugar cargado de historia, conflicto y una rica tradición cultural, lo que convierte la pieza no solo en un desafío estético, sino también en una profunda reflexión sobre la identidad y las tensiones políticas y sociales del territorio.
En Balkan Erotic Epic, Abramović fusiona el erotismo con las tradiciones folclóricas y el mito de los Balcanes, creando así una obra de gran poder visual y emocional. La pieza, además de ser una exploración del erotismo, también investiga las emociones, las tensiones y las contradicciones inherentes a la cultura de la región. La artista utiliza el cuerpo como medio de expresión, pero también como un espacio para cuestionar las normas sociales y políticas relacionadas con la sexualidad, la violencia y el poder.
La obra está estructurada como una serie de actos performativos que entrelazan elementos de danza, teatro, música y multimedia. La pieza destaca por sus potentes imágenes visuales, que incluyen una serie de representaciones provocadoras y de gran carga simbólica, diseñadas para alterar y desafiar la percepción. A través del uso de la danza y el movimiento, los intérpretes y bailarines logran transmitir emociones intensas, a menudo cargadas de una energía atávica y salvaje, mientras que la música, en su mayoría de raíz balcánica, refuerza la atmósfera única de la obra.
Uno de los aspectos más impactantes de Balkan Erotic Epic es su capacidad para integrar el aspecto físico y psicológico en una narrativa visual. El erotismo no se representa simplemente de manera superficial, sino que se convierte en un lenguaje que transmite tanto la belleza como la violencia de las relaciones humanas. La obra explora cómo el deseo, la pasión y el poder se entrelazan de manera compleja, desafiando las convenciones de género y sexualidad, al tiempo que permite al público enfrentarse a sus propios prejuicios y expectativas sobre estos temas.
En cuanto a su puesta en escena, la obra emplea un uso simbólico del espacio y la iluminación para reforzar su atmósfera visceral y conmovedora. La escenografía, minimalista pero extremadamente efectiva, centra la atención en los cuerpos de los performers, completamente involucrados en una serie de rituales, movimientos y gestos que a menudo rozan la frontera entre lo grotesco y lo sublime. Los cuerpos se convierten en objetos de deseo, conflicto y poder. La última creación de Marina Abramović, una artista impredecible y ya legendaria, sobre el escenario del Gran Teatre del Liceu.
Programa y reparto
Concepto y dirección artística – Marina Abramović
Coreografía – Blenard Azizaj
Dirección escénica – Georgine Balk
Escenografía – Anna Schöttl
Vestuario – Roksanda Ilinčić
Composición – Marko Nikodijević
Iluminación – Urs Schönebaum
Sonido – Luka Kozlovacki
Encargo de – Factory International, Manchester, Berliner Festspiele y Gran Teatre del Liceu
Producción – Factory International, Manchester
Gran Teatre del Liceu
El Gran Teatre del Liceu, creado en 1847 en la Rambla de Barcelona, es un teatro de ópera que a lo largo de los años ha mantenido su función de centro cultural y artístico. Es uno de los símbolos de la ciudad.
Actualmente es un teatro de titularidad pública (Generalitat de Catalunya, Ayuntamiento de Barcelona, Diputación de Barcelona y Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) administrado por la Fundación del Gran Teatre del Liceu, que incorpora, además de las citadas instituciones, el Consejo de Mecenazgo y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu.
Los orígenes. Del 1837 al 1847
El Liceu tiene su origen en la Sociedad Dramática de Aficionados, creada en 1837 en el antiguo Convento de Montsió por unos miembros de la Milicia Nacional, organización de ciudadanos armados de la época de signo liberal, bajo la iniciativa de Manuel Gibert.
La necesidad de crear un conservatorio de música en una Barcelona en plena expansión económica y demográfica pronto propició (1838) su conversión en el Liceo Filarmónico Dramático Barcelonés de S. M. la Reina Isabel II, que añadía al cultivo del teatro el del canto y la música a la italiana.
El edificio de la Rambla
El éxito del Liceo Filarmónico, junto con la voluntad de un grupo de destacados miembros de la burguesía barcelonesa dirigido por Joaquim de Gispert i d’Anglí, llevaron a la construcción de un nuevo y ambicioso teatro, digno de la importancia de la ciudad, que ha perdurado a lo largo de más de un siglo y medio, en el solar del antiguo Convento de los trinitarios de la Rambla.
El primer edificio, inaugurado solemnemente el 4 de abril de 1847, fue construido según los planos del arquitecto Miquel Garriga i Roca, pronto ayudado por Josep Oriol Mestres. El proyecto se financió mediante acciones mercantiles —que comportaban la propiedad privada de buena parte de los palcos y las butacas del futuro teatro— que dieron lugar a la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, llamada «Sociedad de Propietarios», la cual, desde 1855, se convirtió en responsable única del Gran Teatre del Liceu al separarse jurídicamente del Conservatorio del Liceu.
La explotación del Teatro fue confiada desde un principio a empresas concesionarias de los espectáculos, que tenían la obligación de ofrecer un número determinado de representaciones, recibiendo, a cambio, los ingresos por la venta de las localidades no adscritas a la Sociedad.
Esta situación perduró hasta 1980.
La creación del Consorcio
El régimen económico que regía el Liceu se mostró inviable a partir del último cuarto del siglo XX. En 1980, el primer gobierno de la Generalitat de Catalunya, ante el peligro de desaparición de una institución del prestigio cultural internacional del Liceu, crea, junto con el Ayuntamiento de Barcelona y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, a las que se sumarían posteriormente la Diputación de Barcelona y el Ministerio de Cultura (1985 y 1986), el Consorcio del Gran Teatre del Liceu, que se hizo cargo de su gestión y explotación.
El incendio de 1994 y la construcción del edificio actual
El incendio del 31 de enero de 1994, que destruyó la sala y el escenario, causó un impacto emocional extraordinario en la sociedad catalana y replanteó de modo radical la propia existencia del Teatro. A fin de poder reconstruir, mejorar y ampliar este emblemático edificio, se hizo necesario un nuevo enfoque jurídico con miras a su titularidad pública: se creó la Fundación del Gran Teatre del Liceu (1994), y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu hizo la cesión de la propiedad al Consorci del Gran Teatre del Liceu, integrado exclusivamente por las administraciones públicas (cesión ratificada en 1997).
A partir del preexistente proyecto de Reforma y Ampliación de Ignasi de Solà-Morales (de 1986, al que se sumaron en 1988 Xavier Fabré y Lluís Dilmé), se realizó la reconstrucción, y el nuevo Liceu —con una apariencia fiel al anterior pero dotado de una infraestructura técnica muy avanzada y ampliado con los solares vecinos de la Rambla, calle Sant Pau y calle Unió — abrió sus puertas el 7 de octubre de 1999.