El elixir de amor
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El elixir de amor – Gaetano Donizetti
Melodrama giocoso en dos actos:
Libreto de Felice Romani basado en el libreto Le philtre de Eugène Scribe.
Duración aproximada: 2 horas y 45 minutos
El valor y la épica rodean la creación de esta obra maestra del género buffo.
El valor y la épica rodean la creación de esta obra maestra del género buffo. En las instrucciones de Donizetti a su libretista, Felice Romani, le dijo: “Estoy obligado a poner música a un libreto en un plazo de catorce días. Te doy una semana para preparármelo. Veremos cuál de los dos tiene más coraje”.
Las pociones de amor han sido elementos muy utilizados en los cuentos románticos durante miles de años, pero en L’elisir d’amore hay un giro inesperado e inteligente a la tradición: en esta ocasión, el final feliz no se propicia por una poción de amor (¡que no es más que vino tinto!), sino por una historia que trata de una poción de amor. Cuando comienza la ópera, la heroína está leyendo Tristán e Isolda, la leyenda medieval en la que sí ocurre un enamoramiento después de beber un elixir mágico.
L’elisir d’amore es una comedia perfecta en la que los personajes principales logran estar juntos gracias a su acción, y no por un brebaje. En un giro imprevisible, Nemorino conquistará involuntariamente a Adina: la magia real no está en una botella, sino en la sinceridad, la amistad y el respeto que pueden unir dos corazones.
La comedia de Donizetti es una de las óperas más queridas del bel canto, como el terrateniente y el campesino en busca del amor. Las brillantes sopranos Pretty Yende, Serena Sáenz y Marina Monzó se alternan como la astuta e inteligente Adina, junto a la inocencia y timidez de Nemorino en las voces de los tenores Javier Camarena, Michael Spyres (en su debut en este papel) y Filipe Manu, ganador del Concurso Viñas 2024. El maestro Diego Matheuz regresa al Gran Teatre del Liceu tras un exitoso Don Pasquale en la temporada 2014-2015. Completan el reparto Huw Montague-Rendall y Carles Pachon como el vano y pomposo sargento Belcore, y Ambrogio Maestri, Fabio Capitanucci y Simon Orfila interpretarán al parlanchín y carismático Dottore Dulcamara: sus pociones lo pueden curar todo, incluso un corazón roto.
La preciosa y lúcida producción de Mario Gas (estrenada en el Teatre Grec y en el Festival Internacional Castell de Peralada en 1983 y presente en el Liceu desde la temporada 1997-1998) traslada este melodrama giocoso a la Italia de los primeros años del fascismo de Mussolini. La puesta en escena es una combinación de fantasía y poesía, desde la llegada de Dulcamara hasta el legendario romance de Nemorino con Adina: una obra cómica que, a la vez, contiene una sensibilidad seria. Una producción fresca y un clásico que respira con la música de Donizetti, que da protagonismo a la emoción del bel canto.
Programa y reparto
Adina – Pretty Yende | 2, 5, 9 y 13 de diciembre
Adina – Serena Sáenz | 22, 25, 28 y 30 de noviembre, y 3 y 14 de diciembre
Adina – Marina Monzó | 24, 27 y 29 de noviembre, y 4 y 15 de diciembre
Nemorino – Javier Camarena | 22, 25 y 28 de noviembre, y 2, 5 y 13 de diciembre
Nemorino – Michael Spyres | 24, 27 y 30 de noviembre, y 3, 9 y 14 de diciembre
Nemorino – Filipe Manu | 29 de noviembre, y 4 y 15 de diciembre
Belcore – Huw Montague Rendall | 22, 25 y 28 de noviembre, y 2, 5 y 14 de diciembre
Belcore – Carles Pachon | 24, 27 y 30 de noviembre, y 3 y 13 de diciembre
Belcore – Jan Antem | 29 de noviembre, y 4, 9 y 15 de diciembre
Doctor Dulcamara – Ambrogio Maestri | 22, 25 y 28 de noviembre, y 2, 5 y 13 de diciembre
Doctor Dulcamara – Fabio Capitanucci | 24, 27 y 30 de noviembre, y 3, 9 y 14 de diciembre
Doctor Dulcamara – Simón Orfila | 29 de noviembre, y 4 y 15 de diciembre
Giannetta – Anna Farrés | 22, 25, 28 y 30 de noviembre, y 3, 5, 13 y 15 de diciembre
Giannetta – Núria Vilà | 24, 27 y 29 de noviembre, y 2, 4, 9 y 14 de diciembre
Dirección escénica – Mario Gas
Escenografía y vestuario – Marcelo Grande
Diseño de iluminación – Joaquim Gutiérrez
Producción – Gran Teatre del Liceu
Coro del Gran Teatre del Liceu
Director: Pablo Assante
Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu
Director: Diego Matheuz
Gran Teatre del Liceu
El Gran Teatre del Liceu, creado en 1847 en la Rambla de Barcelona, es un teatro de ópera que a lo largo de los años ha mantenido su función de centro cultural y artístico. Es uno de los símbolos de la ciudad.
Actualmente es un teatro de titularidad pública (Generalitat de Catalunya, Ayuntamiento de Barcelona, Diputación de Barcelona y Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) administrado por la Fundación del Gran Teatre del Liceu, que incorpora, además de las citadas instituciones, el Consejo de Mecenazgo y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu.
Los orígenes. Del 1837 al 1847
El Liceu tiene su origen en la Sociedad Dramática de Aficionados, creada en 1837 en el antiguo Convento de Montsió por unos miembros de la Milicia Nacional, organización de ciudadanos armados de la época de signo liberal, bajo la iniciativa de Manuel Gibert.
La necesidad de crear un conservatorio de música en una Barcelona en plena expansión económica y demográfica pronto propició (1838) su conversión en el Liceo Filarmónico Dramático Barcelonés de S. M. la Reina Isabel II, que añadía al cultivo del teatro el del canto y la música a la italiana.
El edificio de la Rambla
El éxito del Liceo Filarmónico, junto con la voluntad de un grupo de destacados miembros de la burguesía barcelonesa dirigido por Joaquim de Gispert i d’Anglí, llevaron a la construcción de un nuevo y ambicioso teatro, digno de la importancia de la ciudad, que ha perdurado a lo largo de más de un siglo y medio, en el solar del antiguo Convento de los trinitarios de la Rambla.
El primer edificio, inaugurado solemnemente el 4 de abril de 1847, fue construido según los planos del arquitecto Miquel Garriga i Roca, pronto ayudado por Josep Oriol Mestres. El proyecto se financió mediante acciones mercantiles —que comportaban la propiedad privada de buena parte de los palcos y las butacas del futuro teatro— que dieron lugar a la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, llamada «Sociedad de Propietarios», la cual, desde 1855, se convirtió en responsable única del Gran Teatre del Liceu al separarse jurídicamente del Conservatorio del Liceu.
La explotación del Teatro fue confiada desde un principio a empresas concesionarias de los espectáculos, que tenían la obligación de ofrecer un número determinado de representaciones, recibiendo, a cambio, los ingresos por la venta de las localidades no adscritas a la Sociedad.
Esta situación perduró hasta 1980.
La creación del Consorcio
El régimen económico que regía el Liceu se mostró inviable a partir del último cuarto del siglo XX. En 1980, el primer gobierno de la Generalitat de Catalunya, ante el peligro de desaparición de una institución del prestigio cultural internacional del Liceu, crea, junto con el Ayuntamiento de Barcelona y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, a las que se sumarían posteriormente la Diputación de Barcelona y el Ministerio de Cultura (1985 y 1986), el Consorcio del Gran Teatre del Liceu, que se hizo cargo de su gestión y explotación.
El incendio de 1994 y la construcción del edificio actual
El incendio del 31 de enero de 1994, que destruyó la sala y el escenario, causó un impacto emocional extraordinario en la sociedad catalana y replanteó de modo radical la propia existencia del Teatro. A fin de poder reconstruir, mejorar y ampliar este emblemático edificio, se hizo necesario un nuevo enfoque jurídico con miras a su titularidad pública: se creó la Fundación del Gran Teatre del Liceu (1994), y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu hizo la cesión de la propiedad al Consorci del Gran Teatre del Liceu, integrado exclusivamente por las administraciones públicas (cesión ratificada en 1997).
A partir del preexistente proyecto de Reforma y Ampliación de Ignasi de Solà-Morales (de 1986, al que se sumaron en 1988 Xavier Fabré y Lluís Dilmé), se realizó la reconstrucción, y el nuevo Liceu —con una apariencia fiel al anterior pero dotado de una infraestructura técnica muy avanzada y ampliado con los solares vecinos de la Rambla, calle Sant Pau y calle Unió — abrió sus puertas el 7 de octubre de 1999.