GöteborgsOperans Danskompani

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Hammer by Alexander Ekman

Companyia de Dansa de l’Òpera de Göteborg

Ballet

Obra en dos actes plena de dansa enèrgica i inclusiva amb un perfil contemporani definit.

 

Hammer és un espectacle firmat per Alexander Ekman i estrenat durant la temporada 2022-2023 a càrrec de la Companyia de Dansa de l’Òpera de Göteborg. Aquesta proposta neix del desig del mateix Ekman de crear una obra alegre i entretinguda amb molta energia.

A Hammer, una comunitat harmoniosa comparteix un estil de vida altruista inspirat en l’era hippie. Corren, juguen, canten i gaudeixen de la vida junts. Però lentament, la comunitat avança cap a l’era moderna amb una vigilància omnipresent. El comportament del grup es torna cada vegada més egoista i individualista. 

Quan tornem al segon acte, ens trobem en un lloc diferent. Ara ens trobem amb un grup de persones autoconscients en bombolles solitàries. Amb el temps, incapaços de fer front a totes les pretensions falses, es veuen obligats a renunciar a les seves façanes conscients de la imatge i tornar a una existència altruista.

 

El coreògraf guanyador d’una infinitat de guardons, Alexander Ekman, és audaç, impredictible i innovador, com la GöteborgsOperans Danskompani. El seu treball visualment potent posa l’accent en l’autoimatge de la societat contemporània, sovint amb un gir humorístic. Ekman ha creat cap a 50 obres, que han estat interpretades per moltíssimes companyies a tot el món. 

Hammer és una obra en dos actes plena de dansa enèrgica i inclusiva amb un perfil contemporani definit. La precisió i la tècnica perfecta de la companyia es fusionen amb la coreografia d’Alexander Ekman en un concepte fort on els ballarins volen cap endavant en comunió lúdica, com una explosió de color de creacions quotidianes. 

El públic, inspirat per aquest univers absorbent a mesura que els ballarins surten de l’escenari, rep també una invitació que sorprenentment es converteix en un mirall negre de la distància freda i l’autoabsorció: una crida a la reflexió.

Programa y reparto

Duración aproximada: 1h 30min

DIRECTORA ARTÍSTICA: Katrín Hall

COREOGRAFIA, DIRECCIÓ, ESCENOGRAFIA I IL·LUMINACIÓ: Alexander Ekman 

MÚSICA: Mikael Karlsson 

DRAMATÚRGIA: Carina Nidalen 

VESTUARI: Henrik Vibsok 

IL·LUMINACIÓ: Joakim Brink 

ASSISTÈNCIA A LA COREOGRAFIA: Victor G. Jeffreys II

Gran Teatre del Liceu

El Gran Teatre del Liceu, creado en 1847 en la Rambla de Barcelona, es un teatro de ópera que a lo largo de los años ha mantenido su función de centro cultural y artístico. Es uno de los símbolos de la ciudad.

Actualmente es un teatro de titularidad pública (Generalitat de Catalunya, Ayuntamiento de Barcelona, Diputación de Barcelona y Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) administrado por la Fundación del Gran Teatre del Liceu, que incorpora, además de las citadas instituciones, el Consejo de Mecenazgo y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu.

Los orígenes. Del 1837 al 1847

El Liceu tiene su origen en la Sociedad Dramática de Aficionados, creada en 1837 en el antiguo Convento de Montsió por unos miembros de la Milicia Nacional, organización de ciudadanos armados de la época de signo liberal, bajo la iniciativa de Manuel Gibert.
La necesidad de crear un conservatorio de música en una Barcelona en plena expansión económica y demográfica pronto propició (1838) su conversión en el Liceo Filarmónico Dramático Barcelonés de S. M. la Reina Isabel II, que añadía al cultivo del teatro el del canto y la música a la italiana.
 

El edificio de la Rambla

El éxito del Liceo Filarmónico, junto con la voluntad de un grupo de destacados miembros de la burguesía barcelonesa dirigido por Joaquim de Gispert i d’Anglí, llevaron a la construcción de un nuevo y ambicioso teatro, digno de la importancia de la ciudad, que ha perdurado a lo largo de más de un siglo y medio, en el solar del antiguo Convento de los trinitarios de la Rambla.
El primer edificio, inaugurado solemnemente el 4 de abril de 1847, fue construido según los planos del arquitecto Miquel Garriga i Roca, pronto ayudado por Josep Oriol Mestres. El proyecto se financió mediante acciones mercantiles —que comportaban la propiedad privada de buena parte de los palcos y las butacas del futuro teatro— que dieron lugar a la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, llamada «Sociedad de Propietarios», la cual, desde 1855, se convirtió en responsable única del Gran Teatre del Liceu al separarse jurídicamente del Conservatorio del Liceu.
La explotación del Teatro fue confiada desde un principio a empresas concesionarias de los espectáculos, que tenían la obligación de ofrecer un número determinado de representaciones, recibiendo, a cambio, los ingresos por la venta de las localidades no adscritas a la Sociedad.
Esta situación perduró hasta 1980.
 

La creación del Consorcio

El régimen económico que regía el Liceu se mostró inviable a partir del último cuarto del siglo XX. En 1980, el primer gobierno de la Generalitat de Catalunya, ante el peligro de desaparición de una institución del prestigio cultural internacional del Liceu, crea, junto con el Ayuntamiento de Barcelona y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, a las que se sumarían posteriormente la Diputación de Barcelona y el Ministerio de Cultura (1985 y 1986), el Consorcio del Gran Teatre del Liceu, que se hizo cargo de su gestión y explotación.
 

El incendio de 1994 y la construcción del edificio actual

El incendio del 31 de enero de 1994, que destruyó la sala y el escenario, causó un impacto emocional extraordinario en la sociedad catalana y replanteó de modo radical la propia existencia del Teatro. A fin de poder reconstruir, mejorar y ampliar este emblemático edificio, se hizo necesario un nuevo enfoque jurídico con miras a su titularidad pública: se creó la Fundación del Gran Teatre del Liceu (1994), y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu hizo la cesión de la propiedad al Consorci del Gran Teatre del Liceu, integrado exclusivamente por las administraciones públicas  (cesión ratificada en 1997).
A partir del preexistente proyecto de Reforma y Ampliación de Ignasi de Solà-Morales (de 1986, al que se sumaron en 1988 Xavier Fabré y Lluís Dilmé), se realizó la reconstrucción, y el nuevo Liceu —con una apariencia fiel al anterior pero dotado de una infraestructura técnica muy avanzada y ampliado con los solares vecinos de la Rambla, calle Sant Pau y calle Unió — abrió sus puertas el 7 de octubre de 1999.

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