Giselle

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Octubre 2025
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Giselle | Bayerisches Staatsballett

Ballet en dos actos

Libreto de Théophile Gautier y Jules-Henri Vernoy basado en la obra De l'Allemagne de Heinrich Heine
Duración aproximada: 2 horas

 

Giselle de Peter Wright, un clásico imprescindible para los amantes de la danza

La reconocida compañía bávara inaugura la temporada de ballet en el Gran Teatre del Liceu con Giselle de Peter Wright, un clásico imprescindible para los amantes de la danza. Un pueblo rural aparentemente idílico de día y, en paralelo, un inquietante baile fantasmal de noche: estas dos realidades caracterizan la acción escénica de Giselle. Peter Wright coreografió esta producción para la compañía de Múnich en 1974, siguiendo la tradición del vocabulario clásico de Marius Petipa, Jean Coralli y Jules Perrot. 

 

Wright no pretendía reconstruir el original de 1841, sino adaptar la puesta en escena y la coreografía a la técnica de los bailarines actuales. El resultado es una Giselle que, por un lado, permanece fiel al espíritu del Romanticismo y, por otro, destaca la capacidad interpretativa y el virtuosismo del ballet clásico.

 

Giselle es una joven que primero se enamora, después enloquece y finalmente se convierte en una "Wili". El argumento del ballet se remonta a un texto de Heinrich Heine, que describe así la leyenda de estos espíritus elementales nocturnos:
"Las Wilis son novias que han muerto antes de casarse. Estas pobres jóvenes no pueden descansar tranquilamente en sus tumbas: en sus corazones muertos, en sus pies muertos, aún persiste el deseo de bailar que no pudieron satisfacer en vida. A medianoche se levantan, se reúnen, ¡y pobre del joven que se cruce en su camino! Tendrá que bailar con ellas, lo abrazarán con frenesí desatado, y bailará con ellas, sin pausa ni descanso, hasta caer muerto."

Programa y reparto

Coreografía según Coralli / Perrot / Petipa - Peter Wright

Basado en - Jules-Henri Vernoy de Saint-Georges y Théophile Gautier

Música - Adolphe Adam, Friedrich Burgmüller y Riccardo Drigo

Escenografía y vestuario - Peter Farmer

Producción - Bayerische Staatsoper

 

Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu

Director: Robertas Šervenikas

Gran Teatre del Liceu

El Gran Teatre del Liceu, creado en 1847 en la Rambla de Barcelona, es un teatro de ópera que a lo largo de los años ha mantenido su función de centro cultural y artístico. Es uno de los símbolos de la ciudad.

Actualmente es un teatro de titularidad pública (Generalitat de Catalunya, Ayuntamiento de Barcelona, Diputación de Barcelona y Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) administrado por la Fundación del Gran Teatre del Liceu, que incorpora, además de las citadas instituciones, el Consejo de Mecenazgo y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu.

Los orígenes. Del 1837 al 1847

El Liceu tiene su origen en la Sociedad Dramática de Aficionados, creada en 1837 en el antiguo Convento de Montsió por unos miembros de la Milicia Nacional, organización de ciudadanos armados de la época de signo liberal, bajo la iniciativa de Manuel Gibert.
La necesidad de crear un conservatorio de música en una Barcelona en plena expansión económica y demográfica pronto propició (1838) su conversión en el Liceo Filarmónico Dramático Barcelonés de S. M. la Reina Isabel II, que añadía al cultivo del teatro el del canto y la música a la italiana.
 

El edificio de la Rambla

El éxito del Liceo Filarmónico, junto con la voluntad de un grupo de destacados miembros de la burguesía barcelonesa dirigido por Joaquim de Gispert i d’Anglí, llevaron a la construcción de un nuevo y ambicioso teatro, digno de la importancia de la ciudad, que ha perdurado a lo largo de más de un siglo y medio, en el solar del antiguo Convento de los trinitarios de la Rambla.
El primer edificio, inaugurado solemnemente el 4 de abril de 1847, fue construido según los planos del arquitecto Miquel Garriga i Roca, pronto ayudado por Josep Oriol Mestres. El proyecto se financió mediante acciones mercantiles —que comportaban la propiedad privada de buena parte de los palcos y las butacas del futuro teatro— que dieron lugar a la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, llamada «Sociedad de Propietarios», la cual, desde 1855, se convirtió en responsable única del Gran Teatre del Liceu al separarse jurídicamente del Conservatorio del Liceu.
La explotación del Teatro fue confiada desde un principio a empresas concesionarias de los espectáculos, que tenían la obligación de ofrecer un número determinado de representaciones, recibiendo, a cambio, los ingresos por la venta de las localidades no adscritas a la Sociedad.
Esta situación perduró hasta 1980.
 

La creación del Consorcio

El régimen económico que regía el Liceu se mostró inviable a partir del último cuarto del siglo XX. En 1980, el primer gobierno de la Generalitat de Catalunya, ante el peligro de desaparición de una institución del prestigio cultural internacional del Liceu, crea, junto con el Ayuntamiento de Barcelona y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, a las que se sumarían posteriormente la Diputación de Barcelona y el Ministerio de Cultura (1985 y 1986), el Consorcio del Gran Teatre del Liceu, que se hizo cargo de su gestión y explotación.
 

El incendio de 1994 y la construcción del edificio actual

El incendio del 31 de enero de 1994, que destruyó la sala y el escenario, causó un impacto emocional extraordinario en la sociedad catalana y replanteó de modo radical la propia existencia del Teatro. A fin de poder reconstruir, mejorar y ampliar este emblemático edificio, se hizo necesario un nuevo enfoque jurídico con miras a su titularidad pública: se creó la Fundación del Gran Teatre del Liceu (1994), y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu hizo la cesión de la propiedad al Consorci del Gran Teatre del Liceu, integrado exclusivamente por las administraciones públicas  (cesión ratificada en 1997).
A partir del preexistente proyecto de Reforma y Ampliación de Ignasi de Solà-Morales (de 1986, al que se sumaron en 1988 Xavier Fabré y Lluís Dilmé), se realizó la reconstrucción, y el nuevo Liceu —con una apariencia fiel al anterior pero dotado de una infraestructura técnica muy avanzada y ampliado con los solares vecinos de la Rambla, calle Sant Pau y calle Unió — abrió sus puertas el 7 de octubre de 1999.

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