La zorrita astuta
Septiembre 2025 | ||||||
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La zorrita astuta – Leoš Janáček
Ópera en tres actos.
Libreto de Leoš Janáček basado en la historia Liska Bystrouska de Rudolf Tesnohlídek.
Duración aproximada: 2 horas
Un espectáculo imprevisible que nos hace vivir la urgencia de una reflexión sobre cómo la humanidad se relaciona con el planeta.
Ópera de madurez del checo Leoš Janáček, La zorrita astuta está escrita a partir de un libreto del propio compositor basado en unas populares tiras cómicas publicadas en el periódico local Lidové noviny de Brno, lugar donde se estrenó la partitura en 1924. En esta obra en tres actos, Janáček describe la vida del bosque, el instinto vital de los animales y la relación de los hombres con la naturaleza con una fantasía tímbrica y un tratamiento vocal absolutamente deslumbrantes.
El gran barítono sueco, Peter Mattei, ofrecerá una interpretación profundamente conmovedora y sabia como Guardabosques, protagonista en muchos sentidos de la obra y figura melancólica que al final encuentra la satisfacción resignada en la aceptación de la eterna renovación de la naturaleza. Elena Tsallagova, que encarna a la pequeña Zorrita, traviesa e ingenua, y Angela Brouwer, la Zorra carismática, impulsiva y tierna, con sus maravillosas voces se fundirán en este retablo preciosista y romántico, con un final trágico y aleccionador.
Esta inteligente producción del siempre genial director de escena Barrie Kosky comienza con las imágenes de un funeral: paisajes oscuros, siluetas sombrías, movimientos pesados. Poco a poco, los personajes se retiran uno a uno, tras el telón de plata que representa el escenario del bosque. Los animales emergen de la tumba donde acaba de depositarse la tierra. Sin una concepción panteísta, Kosky evita los colores verdes de la naturaleza y los árboles falsos, y los cantantes que interpretan a los distintos animales visten simplemente de colores, sin caracterización animal, lo que contrasta con las ropas negras de sus homólogos humanos.
Josep Pons, profundo conocedor del compositor y de su prodigiosa escritura orquestal, nos ofrecerá una lectura magistral con la autoridad de una calidad forjada en la experiencia y el trabajo.
Un espectáculo imprevisible que nos hace sentir la urgencia de reflexionar sobre cómo la humanidad se relaciona con el planeta, sin esconder ninguno de los momentos inquietantes de la partitura y mostrando los clímax de gran ternura, sensualidad y belleza. Janáček demostró un profundo conocimiento de la vida, liderando un regreso a la simplicidad. Amaba tanto esta obra que dejó una petición especial: que la última escena se interpretara en su funeral, que tuvo lugar en 1928.
Una producción redonda que nos hace reír, llorar y sacar algún aprendizaje. ¿Qué más se le puede pedir a una ópera?
Programa y reparto
Guardabosques – Peter Mattei
Esposa del guardabosques / Búho – Anaïs Masllorens
Maestro de escuela / Mosquito – David Alegret
El cura / Tejón – Alejandro López
Harašta – Milan Perišic
Pásek – Caspar Singh
Señora Pásek / Urogallo – Sara Bañeras
Bystrouška, la pequeña zorra – Elena Tsallagova
La becada – Angela Brower
Lápak, el perro / Pájaro carpintero – Mireia Pintó
Gallo – Laura Brasó
Chocholka – Mercedes Gancedo
Dirección escénica – Barrie Kosky
Escenografía – Michael Levine
Diseño de vestuario – Victoria Behr
Diseño de iluminación – Franck Evin
Coproducción: Gran Teatre del Liceu y Bayerische Staatsoper
Coro infantil del Orfeó Català
Directora: Glòria Coma
Coro del Gran Teatre del Liceu
Director: Pablo Assante
Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu
Director: Josep Pons
Gran Teatre del Liceu
El Gran Teatre del Liceu, creado en 1847 en la Rambla de Barcelona, es un teatro de ópera que a lo largo de los años ha mantenido su función de centro cultural y artístico. Es uno de los símbolos de la ciudad.
Actualmente es un teatro de titularidad pública (Generalitat de Catalunya, Ayuntamiento de Barcelona, Diputación de Barcelona y Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) administrado por la Fundación del Gran Teatre del Liceu, que incorpora, además de las citadas instituciones, el Consejo de Mecenazgo y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu.
Los orígenes. Del 1837 al 1847
El Liceu tiene su origen en la Sociedad Dramática de Aficionados, creada en 1837 en el antiguo Convento de Montsió por unos miembros de la Milicia Nacional, organización de ciudadanos armados de la época de signo liberal, bajo la iniciativa de Manuel Gibert.
La necesidad de crear un conservatorio de música en una Barcelona en plena expansión económica y demográfica pronto propició (1838) su conversión en el Liceo Filarmónico Dramático Barcelonés de S. M. la Reina Isabel II, que añadía al cultivo del teatro el del canto y la música a la italiana.
El edificio de la Rambla
El éxito del Liceo Filarmónico, junto con la voluntad de un grupo de destacados miembros de la burguesía barcelonesa dirigido por Joaquim de Gispert i d’Anglí, llevaron a la construcción de un nuevo y ambicioso teatro, digno de la importancia de la ciudad, que ha perdurado a lo largo de más de un siglo y medio, en el solar del antiguo Convento de los trinitarios de la Rambla.
El primer edificio, inaugurado solemnemente el 4 de abril de 1847, fue construido según los planos del arquitecto Miquel Garriga i Roca, pronto ayudado por Josep Oriol Mestres. El proyecto se financió mediante acciones mercantiles —que comportaban la propiedad privada de buena parte de los palcos y las butacas del futuro teatro— que dieron lugar a la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, llamada «Sociedad de Propietarios», la cual, desde 1855, se convirtió en responsable única del Gran Teatre del Liceu al separarse jurídicamente del Conservatorio del Liceu.
La explotación del Teatro fue confiada desde un principio a empresas concesionarias de los espectáculos, que tenían la obligación de ofrecer un número determinado de representaciones, recibiendo, a cambio, los ingresos por la venta de las localidades no adscritas a la Sociedad.
Esta situación perduró hasta 1980.
La creación del Consorcio
El régimen económico que regía el Liceu se mostró inviable a partir del último cuarto del siglo XX. En 1980, el primer gobierno de la Generalitat de Catalunya, ante el peligro de desaparición de una institución del prestigio cultural internacional del Liceu, crea, junto con el Ayuntamiento de Barcelona y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, a las que se sumarían posteriormente la Diputación de Barcelona y el Ministerio de Cultura (1985 y 1986), el Consorcio del Gran Teatre del Liceu, que se hizo cargo de su gestión y explotación.
El incendio de 1994 y la construcción del edificio actual
El incendio del 31 de enero de 1994, que destruyó la sala y el escenario, causó un impacto emocional extraordinario en la sociedad catalana y replanteó de modo radical la propia existencia del Teatro. A fin de poder reconstruir, mejorar y ampliar este emblemático edificio, se hizo necesario un nuevo enfoque jurídico con miras a su titularidad pública: se creó la Fundación del Gran Teatre del Liceu (1994), y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu hizo la cesión de la propiedad al Consorci del Gran Teatre del Liceu, integrado exclusivamente por las administraciones públicas (cesión ratificada en 1997).
A partir del preexistente proyecto de Reforma y Ampliación de Ignasi de Solà-Morales (de 1986, al que se sumaron en 1988 Xavier Fabré y Lluís Dilmé), se realizó la reconstrucción, y el nuevo Liceu —con una apariencia fiel al anterior pero dotado de una infraestructura técnica muy avanzada y ampliado con los solares vecinos de la Rambla, calle Sant Pau y calle Unió — abrió sus puertas el 7 de octubre de 1999.