Madama Butterfly

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Diciembre 2024
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Tragedia en tres actos

Libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica basado en la obra teatral homónima de David Belasco, inspirado en el relato de John Luther Long.

 

1630-1640: Japón establece la política del “sakoku”, que prohíbe la inmigración y la emigración en el país y limita estrictamente el comercio exterior: el único lugar que mantiene relaciones comerciales con Europa es Dejima, un islote artificial situado en la bahía de Nagasaki. 

 

1853: Japón es obligado a abrir dos puertos para comerciar con Estados Unidos como consecuencia directa del Tratado de Kanagawa, que pone fin a siglos de una política exterior japonesa de aislamiento y fronteras cerradas. 

 

Uno de los efectos de esta apertura comercial de Japón fue el surgimiento de un marcado interés de los artistas occidentales por las artes decorativas, la estética, la vestimenta y las artesanías de Japón. Las exposiciones universales de Londres (1862) y París (1867) mostraron en Europa por primera vez obras de artistas japoneses. 

 

Artistas como Manet, Degas, Monet, Cassatt, Toulouse-Lautrec y van Gogh, entre otros, empezaron a incorporar temas y diseños japoneses en sus propias obras: nace el japonismo.

 

Este interés por Japón ayudó a que las obras de Pierre Loti fueran un éxito rotundo, incluida la novela Madame Chrysanthème (1887), una de las fuentes de inspiración de Madama Butterfly. El ámbito musical tampoco estuvo ajeno a la influencia del japonismo: la ópera La Princesse Jaune (1872), de Camille Saint-Saëns, la ópera The Mikado (1885), de Gilbert y Sullivan, y la opereta The Geisha (1896) de Sydney Jones, son algunos ejemplos. Adaptando la obra de David Belasco Madame Butterfly (basada en un cuento popular de John Luther Long) que vio en Londres el 1900, Puccini completa una partitura colosal y fascinante a partes iguales: una auténtica obra maestra. Colaboró nuevamente con los libretistas Luigi Illica y Giuseppe Giacosa (con quienes ya había creado La bohème y Tosca) para adaptar la trágica historia de Cio-Cio-San. 

 

Cio-Cio-San, la joven novia japonesa del oficial naval norteamericano teniente Pinkerton, representa un sueño roto: ella cree que está entrando en un matrimonio real, pero representa un corto y romántico idilio destruido cuando él la abandona al poco tiempo de haberse casado. Vivirá persiguiendo el sueño de su regreso; una trágica esperanza. Ella, que ha renunciado a su religión y comunidad, se entera demasiado tarde de que para Pinkerton su matrimonio es simplemente una ilusión, con consecuencias trágicas. 

 

Tres años después, Cio-Cio-San y su hijo, Dolore, ven el barco de Pinkerton en el puerto. Ella espera con emoción su visita, pero cuando Pinkerton y su mujer norteamericana Kate llegan y quieren llevarse el chico a América, Cio-Cio-San se despide de su hijo y se quita su propia vida. A pesar de que el estreno en el Teatro alla Scala de Milán, en 1904, fue mal recibido, ese mismo año Puccini revisó la ópera para las funciones en Brescia. Madama Butterfly se convirtió rápidamente en una ópera muy popular y sigue siendo una de las obras más queridas de Puccini. 

 

La exquisita producción de Leiser – Caurier se inspira precisamente en las imágenes en Europa durante el siglo XIX sobre Japón. 

 

Sonya Yoncheva, Saioa Hernández y Ailyn Pérez encarnarán a la triste heroína oriental dispuesta a sacrificarse ante la cruel realidad de la traición.

Programa y reparto

Duración aproximada - 2h 50min

 

MADAMA BUTTERFLY (CIO-CIO-SAN): Sonya Yoncheva | 9, 13, 16, 20, 23 y 27 diciembre

MADAMA BUTTERFLY (CIO-CIO-SAN): Saioa Hernández  | 10, 14, 17, 21 y 28 diciembre

MADAMA BUTTERFLY (CIO-CIO-SAN): Ailyn Pérez | 8, 11, 15 y 22 diciembre

SUZUKI: Annalisa Stroppa | 9, 13, 16, 20, 23 y 27 diciembre

SUZUKI: Teresa Iervolino | 10, 14, 17, 21 y 28 diciembre

SUZUKI: Gemma Coma-Alabert  | 8, 11, 15 y 22 diciembre

KATE PINKERTON: Montserrat Seró

BENJAMIN FRANKLIN PINKERTON: Matthew Polenzani | 9, 13, 16, 20, 23 y 27 diciembre

BENJAMIN FRANKLIN PINKERTON: Fabio Sartori  | 10, 14, 17, 21 y 28 diciembre

BENJAMIN FRANKLIN PINKERTON: Celso Albelo | 8, 11, 15 y 22 diciembre

SHARPLESS: Lucas Meachem | 9, 13, 16, 20, 23 y 27 diciembre

SHARPLESS: Thomas Mayer | 10, 14, 17, 21 y 28 diciembre

SHARPLESS: Gerardo Bullón | 8, 11, 15 y 22 desembre

GORO: Juan Noval Moro: 9, 11, 14, 16, 20, 22 y 27 diciembre

GORO: Pablo García López | 8, 10, 13, 15, 17, 21, 23 y 28 diciembre

PRÍNCEP YAMADORI: Carlos Cosías

L’ONCLE BONZO: David Lagares

 

DIRECCIÓN DE ESCENA: Moshe Leiser i Patrice Caurier

ESCENOGRAFÍA: Christian Fenouillat +

VESTUARIO: Agostino Cavalca

ILUMINACIÓN: Christophe Forey

PRODUCCIÓN - Gran Teatre del Liceu i Royal Opera House

ORQUESTA SINFÓNICA DEL GRAN TEATRE DEL LICEU

DIRECTOR: Paolo Bortolameolli

Gran Teatre del Liceu

El Gran Teatre del Liceu, creado en 1847 en la Rambla de Barcelona, es un teatro de ópera que a lo largo de los años ha mantenido su función de centro cultural y artístico. Es uno de los símbolos de la ciudad.

Actualmente es un teatro de titularidad pública (Generalitat de Catalunya, Ayuntamiento de Barcelona, Diputación de Barcelona y Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) administrado por la Fundación del Gran Teatre del Liceu, que incorpora, además de las citadas instituciones, el Consejo de Mecenazgo y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu.

Los orígenes. Del 1837 al 1847

El Liceu tiene su origen en la Sociedad Dramática de Aficionados, creada en 1837 en el antiguo Convento de Montsió por unos miembros de la Milicia Nacional, organización de ciudadanos armados de la época de signo liberal, bajo la iniciativa de Manuel Gibert.
La necesidad de crear un conservatorio de música en una Barcelona en plena expansión económica y demográfica pronto propició (1838) su conversión en el Liceo Filarmónico Dramático Barcelonés de S. M. la Reina Isabel II, que añadía al cultivo del teatro el del canto y la música a la italiana.
 

El edificio de la Rambla

El éxito del Liceo Filarmónico, junto con la voluntad de un grupo de destacados miembros de la burguesía barcelonesa dirigido por Joaquim de Gispert i d’Anglí, llevaron a la construcción de un nuevo y ambicioso teatro, digno de la importancia de la ciudad, que ha perdurado a lo largo de más de un siglo y medio, en el solar del antiguo Convento de los trinitarios de la Rambla.
El primer edificio, inaugurado solemnemente el 4 de abril de 1847, fue construido según los planos del arquitecto Miquel Garriga i Roca, pronto ayudado por Josep Oriol Mestres. El proyecto se financió mediante acciones mercantiles —que comportaban la propiedad privada de buena parte de los palcos y las butacas del futuro teatro— que dieron lugar a la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, llamada «Sociedad de Propietarios», la cual, desde 1855, se convirtió en responsable única del Gran Teatre del Liceu al separarse jurídicamente del Conservatorio del Liceu.
La explotación del Teatro fue confiada desde un principio a empresas concesionarias de los espectáculos, que tenían la obligación de ofrecer un número determinado de representaciones, recibiendo, a cambio, los ingresos por la venta de las localidades no adscritas a la Sociedad.
Esta situación perduró hasta 1980.
 

La creación del Consorcio

El régimen económico que regía el Liceu se mostró inviable a partir del último cuarto del siglo XX. En 1980, el primer gobierno de la Generalitat de Catalunya, ante el peligro de desaparición de una institución del prestigio cultural internacional del Liceu, crea, junto con el Ayuntamiento de Barcelona y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, a las que se sumarían posteriormente la Diputación de Barcelona y el Ministerio de Cultura (1985 y 1986), el Consorcio del Gran Teatre del Liceu, que se hizo cargo de su gestión y explotación.
 

El incendio de 1994 y la construcción del edificio actual

El incendio del 31 de enero de 1994, que destruyó la sala y el escenario, causó un impacto emocional extraordinario en la sociedad catalana y replanteó de modo radical la propia existencia del Teatro. A fin de poder reconstruir, mejorar y ampliar este emblemático edificio, se hizo necesario un nuevo enfoque jurídico con miras a su titularidad pública: se creó la Fundación del Gran Teatre del Liceu (1994), y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu hizo la cesión de la propiedad al Consorci del Gran Teatre del Liceu, integrado exclusivamente por las administraciones públicas  (cesión ratificada en 1997).
A partir del preexistente proyecto de Reforma y Ampliación de Ignasi de Solà-Morales (de 1986, al que se sumaron en 1988 Xavier Fabré y Lluís Dilmé), se realizó la reconstrucción, y el nuevo Liceu —con una apariencia fiel al anterior pero dotado de una infraestructura técnica muy avanzada y ampliado con los solares vecinos de la Rambla, calle Sant Pau y calle Unió — abrió sus puertas el 7 de octubre de 1999.

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