Tristán e Isolda

Comprar boletos
Enero 2026
Lu
Ma
Mi
Ju
Vi
Do

 

Tristán e Isolda – Richard Wagner

Drama musical en tres actos.

Libreto de Richard Wagner basado en Tristán e Isolda de Gottfried von Strassburg.
Duración aproximada: 4 horas y 30 minutos

 

Una de las referencias culturales de la Edad Media y, en manos de Wagner, una revolución cultural.

Tristán e Isolda es un inmenso poema dramático-musical; una canción infinita de amor y muerte inspirada en la leyenda medieval de origen celta del siglo XII, recopilada por Jofré de Estrasburgo, que se convirtió en una de las referencias culturales de la Edad Media y, en manos de Wagner, una revolución cultural.

 

La primera escena nos sitúa en el barco en el que Tristán lleva a Isolda hacia Cornualles para encontrarse con su prometido, el rey Marke. El filtro de muerte que la princesa ordena traer para consumar su venganza contra Tristán por haber causado la muerte de su prometido Marold, es cambiado inesperadamente por la sirvienta Brangania por un filtro de amor, lo que desata la pasión latente de los protagonistas. En el segundo acto, presentan una de las escenas de éxtasis amoroso más extraordinarias de la historia de la ópera. La fatalidad lleva a los amantes a transparentar su amor imposible. Tras la muerte de Tristán, a Isolda solo le queda su Transfiguración (Verklärung): una muerte de amor (Liebestod) que ocurre tanto musical como existencialmente, dando lugar a uno de los momentos más sublimes.
 

Escrita entre 1857 y 1859 y estrenada en Múnich en 1865, la ópera tiene como punto de partida los trágicos amores de Tristán e Isolda. Con libreto del propio Wagner, se convirtió en la expresión más poderosa de la pasión amorosa que se afirma, incontenible, a pesar de la voluntad de uno mismo, de las normas morales y de las leyes divinas, y que, tal como describe Denis de Rougemont en El amor y Occidente, solo en la muerte encuentra su cumplimiento.

Articulada a partir de una rica constelación de referencias que incluyen desde el budismo hasta el teatro de Calderón de la Barca y la filosofía de Schopenhauer, Wagner pone en tensión una serie de binomios opuestos: eros/thánatos, deber/instinto o consciencia/subconsciencia, y propone un marco dramático innovador que anticipa la psicología moderna.

 

Wagner plantea ideas completamente nuevas que representarán un punto de no retorno en la evolución de la música: cromatismo rico, paleta de colores orquestales, suspensión armónica audaz, clímax irresistibles, superposición de diferentes ritmos... Tras su éxito con Il trittico de Puccini, la directora finlandesa Susanna Mälkki liderará las formaciones musicales del Gran Teatre del Liceu para desentrañar los misterios de esta partitura: una de las cinco óperas más influyentes de todos los tiempos.

En la nueva producción de Bárbara Lluch, Tristán e Isolda, con un deseo inaccesible, son dos personas que intentan abandonar los roles vitales que les han sido asignados, que quieren huir de la mentira diaria. Son dos personas que sufren y encuentran en el amor la reparación y la restauración de sus vidas. Se levantan y desafían el statu quo, pero al perder la relación con la realidad terminarán fracasando.

 

Es una enorme satisfacción poder anunciar que una de las reinas de nuestro escenario, Lise Davidsen, debutará en el papel de Isolda en el Liceu. Sin duda, es uno de los roles que el mundo operístico ha estado soñando y que marcará un antes y un después en el panorama mundial. A su lado, el heldentenor Clay Hilley encarnará el personaje de Tristán, uno de los papeles más duros pero fascinantes del repertorio. La promesa de estas funciones inolvidables subraya al Liceu como el templo wagneriano por excelencia.

Programa y reparto

Tristán – Clay Hilley | 12, 19, 23, 27 y 31 de enero
Tristán – Bryan Register | 15 y 25 de enero
Rey Marke – Brindley Sherratt
Isolda – Lise Davidsen | 12, 19, 23, 27 y 31 de enero
Isolda – Elena Pankratova | 15 y 25 de enero
Kurwenal – Tomasz Konieczny
Melot – Roger Padullés
Brangäne – Iréne Theorin
Un pastor / Un marinero – Albert Casals
Un timonel – Milan Perišic

 

Dirección de escena – Bárbara Lluch
Escenografía y iluminación – Urs Schönebaum
Diseño de vestuario – Clara Peluffo
Creación de video
Dramaturgia – Yvonne Gebauer
Producción – Gran Teatre del Liceu

 

Coro del Gran Teatre del Liceu
Director: Pablo Assante

 

Orquestra Simfònica del Gran Teatre del Liceu
Directora: Susanna Mälkki

Gran Teatre del Liceu

El Gran Teatre del Liceu, creado en 1847 en la Rambla de Barcelona, es un teatro de ópera que a lo largo de los años ha mantenido su función de centro cultural y artístico. Es uno de los símbolos de la ciudad.

Actualmente es un teatro de titularidad pública (Generalitat de Catalunya, Ayuntamiento de Barcelona, Diputación de Barcelona y Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) administrado por la Fundación del Gran Teatre del Liceu, que incorpora, además de las citadas instituciones, el Consejo de Mecenazgo y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu.

Los orígenes. Del 1837 al 1847

El Liceu tiene su origen en la Sociedad Dramática de Aficionados, creada en 1837 en el antiguo Convento de Montsió por unos miembros de la Milicia Nacional, organización de ciudadanos armados de la época de signo liberal, bajo la iniciativa de Manuel Gibert.
La necesidad de crear un conservatorio de música en una Barcelona en plena expansión económica y demográfica pronto propició (1838) su conversión en el Liceo Filarmónico Dramático Barcelonés de S. M. la Reina Isabel II, que añadía al cultivo del teatro el del canto y la música a la italiana.
 

El edificio de la Rambla

El éxito del Liceo Filarmónico, junto con la voluntad de un grupo de destacados miembros de la burguesía barcelonesa dirigido por Joaquim de Gispert i d’Anglí, llevaron a la construcción de un nuevo y ambicioso teatro, digno de la importancia de la ciudad, que ha perdurado a lo largo de más de un siglo y medio, en el solar del antiguo Convento de los trinitarios de la Rambla.
El primer edificio, inaugurado solemnemente el 4 de abril de 1847, fue construido según los planos del arquitecto Miquel Garriga i Roca, pronto ayudado por Josep Oriol Mestres. El proyecto se financió mediante acciones mercantiles —que comportaban la propiedad privada de buena parte de los palcos y las butacas del futuro teatro— que dieron lugar a la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, llamada «Sociedad de Propietarios», la cual, desde 1855, se convirtió en responsable única del Gran Teatre del Liceu al separarse jurídicamente del Conservatorio del Liceu.
La explotación del Teatro fue confiada desde un principio a empresas concesionarias de los espectáculos, que tenían la obligación de ofrecer un número determinado de representaciones, recibiendo, a cambio, los ingresos por la venta de las localidades no adscritas a la Sociedad.
Esta situación perduró hasta 1980.
 

La creación del Consorcio

El régimen económico que regía el Liceu se mostró inviable a partir del último cuarto del siglo XX. En 1980, el primer gobierno de la Generalitat de Catalunya, ante el peligro de desaparición de una institución del prestigio cultural internacional del Liceu, crea, junto con el Ayuntamiento de Barcelona y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, a las que se sumarían posteriormente la Diputación de Barcelona y el Ministerio de Cultura (1985 y 1986), el Consorcio del Gran Teatre del Liceu, que se hizo cargo de su gestión y explotación.
 

El incendio de 1994 y la construcción del edificio actual

El incendio del 31 de enero de 1994, que destruyó la sala y el escenario, causó un impacto emocional extraordinario en la sociedad catalana y replanteó de modo radical la propia existencia del Teatro. A fin de poder reconstruir, mejorar y ampliar este emblemático edificio, se hizo necesario un nuevo enfoque jurídico con miras a su titularidad pública: se creó la Fundación del Gran Teatre del Liceu (1994), y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu hizo la cesión de la propiedad al Consorci del Gran Teatre del Liceu, integrado exclusivamente por las administraciones públicas  (cesión ratificada en 1997).
A partir del preexistente proyecto de Reforma y Ampliación de Ignasi de Solà-Morales (de 1986, al que se sumaron en 1988 Xavier Fabré y Lluís Dilmé), se realizó la reconstrucción, y el nuevo Liceu —con una apariencia fiel al anterior pero dotado de una infraestructura técnica muy avanzada y ampliado con los solares vecinos de la Rambla, calle Sant Pau y calle Unió — abrió sus puertas el 7 de octubre de 1999.

Eventos relacionados